En la vida te cruzas con cientos, incluso miles de personas en tu camino. La mayoría causa poco o ningún impacto en tu vida, las miras una vez y luego las olvidas para siempre. Ese no es el caso de Jorge, que quedó flechado por Lety desde el primer momento que sus miradas se encontraron.
Ella celebraba su graduación de preparatoria, traía un vestido rojo que lo dejó atónito. Desafortunadamente para él, Lety tenía novio en ese momento por lo que tuvo que dejarla ir. Pero es precisamente historias como estas las que nos enseñan que, si esa persona es para ti, tarde o temprano llegará a tu camino.
Tiempo después, por amistades en común se volvieron a encontrar en varias ocasiones. Afortunadamente para Jorge, Lety ya no tenía novio. Los encuentros eran cada vez más frecuentes y se podía notar la buena química que tenían. Entre bailes y risas su relación comenzó a fortalecerse y de buenos amigos pasaron a ser novios.
Había que dar el siguiente paso. Jorge planeó un viaje a Roma para que este momento fuera lo más especial y romántico para Lety.
Llegó el gran día. Jorge tenía todo listo. Lety no sabía nada, pero los nervios comenzaban a delatarlo. Después de la cena le pidió que fueran a tomarse unas fotos para disimular su plan. Llegaron a un hermoso lugar y no había marcha atrás. Jorge se puso frente a ella, la tomó de las manos y sonrió.
- Eres la mujer de mi vida, eres el amor de mi vida. Quiero pasar toda la vida contigo -- se hincó y sacó el anillo -- ¿Quieres casarte conmigo?
En ocasiones el amor tarda en llegar, pero hay que ser pacientes y saber esperar por que una vez que llega es para quedarse por siempre.
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